PINCHEDADES

-El moscovita Zielinski hizo con creces, con superávit nítido, aquello para lo que habían ido a buscarlo: sacar al avión de zona de caída libre, sumar, sumar y sumar, atesorar ahorros para la tabla de los promedios y, en el mejor de los casos, volver a meter a Estudiantes en un registro que lo identifica tanto como la camiseta albirroja: clasificación a una Copa Internacional.
-Si se quiere, pensándolo mejor, una jugada similar a la del gran Julio Alegre cuando contrató a Mostaza Merlo en 2004.
-Con el moscovita, el Pincha peleó el torneo corto y terminó sexto en la Liga Profesional y sexto en la tabla general. (Noveno en la calesita de los promedios: desahogado, bah).
-En el campeonato que acaba de terminar: sexto equipo que más ganó, tercer equipo que menos perdió y tercero que más convirtió.
-En la temporada, además: no perdió el clásico platense, ni con River, ni con Boca, ni con Racing. Y además ganó ocho veces fuera de La Plata.
-Impresión general: honró la decisión de la CD y del clamor popular que reclamaba su llegada. Y así el equipo jugó la enorme mayoría de los partidos. Sudor copioso, corazón y pases largos, aprovechamiento de la recuperación de la “segunda pelota”, de las bolas caídas como meteorito a la medialuna y de tiros libres y tiros de esquina. Una marca en el orillo Pincha que parecía haberse perdido en el agujero negro de la amnesia.
-Cuando el moscovita intentó jugar a otra cosa, Estudiantes perdió identidad, solidez y peligrosidad. Llegó poco, le llegaron mucho y le convirtieron mucho. Se convirtió en un equipo estirado en el campo, disgregado, permeable y de nula imaginación.
-¿Por falta de materia prima? Más no que sí. Más allá del muy buen Del Prete, de los intentos del muy crecido Zuqui y de las contribuciones luminosas de Zapiola, se nota que RZ no dispensa muchas horas de trabajo a las secuencias de pases coordinados, a las rotaciones, a las variantes de las ofertas de recepción, a los desmarques con alternativas varias y juego por abajo. Ni hablar del juego interior. Es decir: no se siento cómodo en construir desde la tenencia sin necesidad de caer en el típico tiki-tiki onanista (si no, invito a apreciar lo bien que juega Defensa y Justicia con nombres terrenales).
-Disenso: no acuedo con los colegas que ponderan haber dado rodaje al piberío más promisorio. Más bien los puso (casi siempre a cuentagotas) cuando se lo impusieron las lesiones, las expulsiones y algunos rendimientos paupérrimos.
-La revelación: Tuti Del Prete.
-El más regular por la positiva: Godoy.
-El reconvertido virtuoso: Zuqui. (Por cierto, a estas mismas horas sus representantes lo están ofreciendo a diestra y siniestra. Hasta a clubes de la Segunda de España).
-El declinante: Corcho Rodríguez. (La lesión lo sorprendió en el tercer subsuelo de su nivel).
-El desagraviado: Leandro Díaz. (Tosco y corto como es. Pero guerrero de fuste. (De las boludeces que declara, huelga el epíteto).
-El fraude: Ayoví.
-El central que debería quedarse: Noguera.
-El central desconcertante: Rogel. (Jugó partidos de 8 puntos y jugó partidos de 3).
-Andújar: un emblema indispensable. Eso no se discute. Pero muy irregular, eh. Tuvo atajadas notables y fallas inexplicables.
-La racha de goles irrepetible (Manu Castro).
-El que terminó ganándose una mirada respetuosa: Pasquini.
-El involucionado: Apaolaza. No da la talla de los rigores más altos de Primera.
El involucionado II: David Ayala.
-El crack de mañana: Kociubinski.
-El crack de pasado mañana: Franco Romero.
-El pibe que trota la cancha como un tipo de 65 pirulos que está a seis meses de jubilarse de la oficina: Pellegrini.
-El atérmico: Sánchez Miño.
-Lo inexplicable: la presencia de Tobio.
-El desafío del Moscovita Zielinski: dar la talla con la vara más alta.
-La pregunta del millón: ¿Quién reemplazará a Alayes? El Flaco no es el más listo de la vereda… pero no saber quién diagramará el nuevo plantel, da miedito, ¿no?
-Artículos de primera necesidad: un central, un lateral zurdo, un mediocampista mixto y tres delanteros.

Brindo: Por la sagrada Pinchedad.

Abrazos.

Walter Vargas

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