-Fue una de los mejores cinco partidos de la Era Zielinski. Tal vez el mejor.
-¿Por qué? Porque sin ser la estación terminar de la excelencia (en Estudiantes no juegan Mbappé, De Bruyne, Kane ni ninguno de esos), llenó con verdes los casilleros que más cuentan en el fútbol: relación con la pelota, con los espacios, elaboración, profundidad y contundencia.
-Y eso, se me hace, a partir de la determinación, el convencimiento y esfuerzos compartidos sin retaceos.
-He ahí un mérito capital del Moscovita: plantar la bandera de su ideario en la mitad de la cancha y preguntar quiénes están dispuestos a seguirlo. Da la nítida sensación de que estos jugadores morirían o matarían por honrar las reglas de oro de su entrenador.
-El equipo crece en carácter y en juego. De ahí los resultados. Que si ganás quiere decir que jugaste bien es uno de los más tóxicos malentendidos del Pincha-bilardiano-talibán.
No: por suerte el fútbol es más complejo e interesante que eso. Con más margen, con menos, con sufrimientos evitables (nota: tres goles recibidos de córner, uno en cada partido, requieren atención y ajustes urgentes) Estudiantes ha ganado tres partidos por jugar bien, o por lo menos mejor que sus adversarios.
-Nombres propios, con Zuqui a la cabeza.
-El rendimiento del mendocino es hijo de la confianza. De la propia y la que le dispensaron sus compañeros. Con la pelota y la toma de decisiones puede estar mejor o peor, pero su capacidad de impregnación positiva es notable.
-Corcho Rodríguez: habla menos, contagia menos desde la gestualidad, pero en el medio campo nadie entiende el juego mejor que él. Ayer volvió el Corcho por el que se pagaron casi tres palos verdes. Lectura, corte, relevos, primer pase asegurado.
-Muñoz: aceptable y un poco más. Mucho más cerca del pichón de crack surgido en Boca que del tipo que estuvo dos años sin jugar. Y al lado de Tobio, en fin, es la reencarnación de Passarella.
-Emmanuel Mas: mejoró.
-Leonardo Godoy: tiene menos gol que Facundo Sánchez, por decir algo, pero defiende sensiblemente mejor que el 4 hoy en el fútbol griego.
-Mauro Boselli: su sola presencia mejora cada perspectiva de ataque.
-Manu Castro: Parece desentonar en un equipo que intenta ser ordenado. Pero hay equipos en los que se necesita un hiperactivo tipo Demonio de Tasmania que sepa tirar del mantel y romper un par de platos.
-Leandro Díaz: Siempre dije que si lo esperábamos, había en él un tanque que haría historia grande. (Juazzzzzz).
Por cierto. ¿Hasta cuándo nos encandilaremos con las etiquetas que inhiben pensar o directamente nos ponen un poco boludos? El “defensivo” Estudiantes de Zielinski dominó de principio a fin merodeó el gol una decena de veces. El “ofensivo” Lanús de Almirón fracasó con su línea de 5 y llegó a posiciones de ataque cada muerte de obispo.
Comunicado del Ministerio de Salud dirigido a los odiadores de Estudiantes, en especial los que abrevan en Twitter: aflojen con la bilis que les va a atacar el hígado, o les va a dar gastritis, o un bobazo.