El gran Felipe Montedónica

Vivimos tiempos de éxitos fugaces y, a veces, imaginarios. Tiempos de fuegos artificiales y recibimientos de CAMPEÓN antes de los partidos. Época de festejos anticipados; que transforma en celebridades a técnicos, jugadores o dirigentes a sólo semanas de haber pisado un club.
Época de hinchas de su hinchada y de cultores a personalidades dudosas, en el límite de lo genuflexo..
En este contexto, recordemos que por estos días FELIPE MONTEDÓNICA HUBIERA CUMPLIDO 125 AÑOS..
Ese hombre humilde y cuya dura vida nadie hubiera deseado, llevó en esa existencia EL APODO QUE NOS MARCARÍA PARA SIEMPRE..ÉSE QUE CANTAMOS CADA VEZ QUE EL EQUIPO SALE A LA CANCHA..ÉSE QUE NOS DICEN CADA VEZ QUE DECIMOS DE QUÉ CUADRO SOMOS..
ÉSE..EL DE LA MARCA PROFUNDA EN NUESTRO ORILLO..PINCHARRATAS..
A los 78 años, transcurrían sus últimos días en una modestísima pieza sin baño en la calle 4 entre 71 y 72 (nos ubicamos en Abril de 1976)..A ese lugar llegó el entonces Presidente Ercoli junto a los ex jugadores Sande, el Moncho Viola y Calabrese..le llevaron alimentos y una ayuda económica..su estado era CRITICO..sólo a partir de ese momento, el club le dió un subsidio mensual hasta el fin de sus días tristes..
Le había dado el NOMBRE INSIGNIA a los Duarte Indart..a los Galup Lanús..al Vasco Irurieta..al Nene Nery..al Chafa Pérez Escalá..a Ulises Uslenghi..o a ese trío de arquerazos casi olvidados pero al mismo nivel histórico de Ogando o Poletti..(me refiero a Scandone, Capuano y Latorre Lelong)
Ese hombre que se apagaba, dió en su apodo INMORTAL el estandarte orgulloso que varias familias tradicionales (algunas fundadoras) convertirían en SÍMBOLO SAGRADO para las generaciones futuras..como los Sbarra, los Ripa, los Barandiarán, los Calandra, los Tellechea, los Tettamanti, los Casajús, los Croce, los Casanueva, los Ardanaz, los Caffé..y más acá en el tiempo, los Mangano, los Ringuelet y los Salvioli..
En estos tiempos de ídolos de barro, y de homenajes insólitos, MUY FELIZ CUMPLEAÑÓS DON FELIPE PINCHARRATA.!!..ETERNO

Julio César Alvariño

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