Nada alcanza para Gimnasia ante Estudiantes. Ni siquiera una figura descomunal como la del Pulga Rodríguez, capaz de hacer tres goles en un clásico (el primero de la historia para el Lobo) y reponerse a fallar un penal, sirve para cortar una racha de 15 partidos en fila sin sonreír en el clásico de La Plata. Los once años sin festejos (la última vez fue el 3/2/2010) parecen pesar en cada partido que se le escapa.
Y aunque en el Bosque pareció sentirse más cerca que nunca de esta victoria que se le posterga, otra vez la sonrisa se la llevó Estudiantes, capaz de revertir un 4 a 2 en contra para sentirse de nuevo el dueño de la ciudad, aunque hayan repartido puntos en un 4 a 4 histórico (fue el clásico con más goles de todos los tiempos) y lleno de récords de un lado y otro. Si hasta le sirvió a los de Ricardo Zielinski para asegurarse un sitio en la próxima Libertadores y postergar a Gimnasia en su sueño por meterse en la Sudamericana del 2022. Por eso la tristeza de la multitud que acompañó a Gimnasia se fue en una enorme mezcla de aplausos por el buen partido de su equipo con el dolor de haber dejado pasar una oportunidad ideal para ponerle fin a una tendencia blanca y roja que lleva más de una década.
La voz del Pulga Rodríguez lo ilustró a la perfección. “No sirvieron de nada los tres goles porque buscábamos el triunfo. Los clásicos son diferentes y no somos parte de toda la historia, pero hoy defendemos la camiseta de Gimnasia y queríamos cortar la racha que lleva muchos años. Teníamos la ventaja de dos goles y a puro pelotazos y centros nos terminaron arruinando la tarde”, reflejó la enorme figura, quien cargó sobre sus hombros buena parte de todo lo bueno que hizo Gimnasia en la tarde, secundado por Brahian Aleman.
Porque no solo se repuso a un penal que le atajó Andújar con el juego 1 a 0 abajo. Tuvo sus habituales toques de distinción para definir de cachetada, con fiereza y la valentía de volver a pararse desde los doce pasos para, a esa altura de la jornada, llevar hasta el delirio al local. Nadie en la historia del club había logrado lo suyo y parecía que él, héroe en Tucumán y en Santa Fe, quien parecía llevarse la idolatría de la mitad de La Plata azul y blanca.
Pero Estudiantes, siempre tenaz y gigante en los clásicos, demostró que tenía otros planes. Porque nunca se resignó y se mantuvo alerta, sigiloso, constante en su objetivo: sumar y meterse después de cuatro años. Ya habían quedado muy lejos el 1 a 0 parcial de Del Prete y el golazo de Pasquini para el 2 a 2 de un primer tiempo inestable. Incluso los groseros errores defensivos del conjunto de Zielinski se mantuvieron hasta el cierre.
¿Cómo hizo entonces para empatar un clásico tan desfavorable? Con Leandro Díaz en estilo Gladiador para desgastar a toda la defensa de Gimnasia, con Zuqui para conducir cada ataque y con una fórmula aérea que presagiaba en cada pelota detenida un posible grito de gol de Noguera. Y no solo eso: Estudiantes juega desde el clásico con una convicción que agiganta con el paso de los años. Sabe del trauma de su eterno rival. Lo percibe, lo olfatea y no duda en aprovecharlo. Así lo hizo en un clásico para la historia. En este en el que Gimnasia y el Pulga hicieron todo lo posible. No hay caso. Desde hace más de una década siempre festeja Estudiantes.
FUENTE: https://www.clarin.com/deportes/gimnasia-vs-estudiantes-liga-profesional-futbol-minuto-minuto-directo_0_fX7auvavC.html