La época mas gloriosa en la historia de Estudiantes está marcada por dos revoluciones: la revolución futbolística y la social, ambas teniendo a Mariano Mangano como punto de partida. El 2 de enero de 1960 tomó las riendas del club para conducirlo en un contexto cuanto menos preocupante: economía en rojo, pobres campañas futbolísticas y una institución sin un rumbo fijo.
Tras un par de años de gestión y con las cifras encaminadas, en 1963 puso en marcha el cambio futbolístico: contrató a Miguel Ignomiriello como encargado de la preparación futbolística de las divisiones menores. En sólo dos años, el técnico logró sacar campeón a “La Tercera que mata”, equipo que conformaban jugadores traídos por Ignomiriello como Aguirre Suárez, Echecopar, Manera, Poletti, entre otros; y juveniles del club como la Bruja Verón y Cacho Malbernat. Este cambio vino aparejado de infraestructura acorde a lo necesario: cancha auxiliar con iluminación, utilería integral, consultorio médico y concentraciones con doble turno de trabajo.
Pero la principal revolución futbolística de la época se dio de la mano de Osvaldo Zubeldía. El técnico juninense firmó su contrato en enero de 1965, junto a Argentino Geronazzo como ayudante de campo, Jorge Kistenmacher en la preparación física y el Dr. Marelli. Formó su equipo con los pibes que conformaron la “Tercera que mata”, sumado a algunos refuerzos como Bilardo, Madero, Conigliaro y Ribaudo. Cambió el paradigma de entrenamiento reinante: trabajos a doble y triple turno, concentraciones maratónicas, alimentación, vestimenta. Además introdujo la marcación hombre a hombre, la jugada del offside e ideó jugadas de pelota parada con gran resultado, entre tantas otras cosas. En las largas jornadas de entrenamiento se fue formando esa característica intangible, ese plus que caracteriza a Estudiantes: la mística.
Repasar los títulos conseguidos en esta era dorada del club es repetitivo, pero necesario para concebir la magnitud de lo realizado por Zubeldía y sus muchachos: cortó la hegemonía de los denominados “equipos grandes” en el Metropolitano ’67, al derrotar en la final a Racing por 3-0. Se coronó tricampeón de la Copa Libertadores de América en los años ’68, ’69 y ’70, y realizó una de las gestas más grandes en la historia del club y del fútbol argentino: salir campeón Intercontinental al ganarle al Manchester United, nada menos que en el mítico Old Trafford. Además, ganó la Copa Interamericana frente al Toluca en 1969.
El crecimiento futbolístico fue directamente proporcional al crecimiento patrimonial y edilicio. Mangano soñaba con un predio para la preparación física de los futbolistas, con un área deportiva con piscina e instalaciones de todo tipo para el uso y esparcimiento de socios e invitados. Hacia fines de 1967, se compraron las primeras 45 hectáreas en City Bell, localidad del norte del partido de La Plata. La financiación se logró a través de los llamados “Títulos patrimoniales”, puestos a la venta para toda la masa societaria, estimada en 78.000 socios. Tiempo después, Mangano comprometió parte de su patrimonio para anexarle al Country un campo donde estaba la vieja casona, que devino en la histórica concentración del equipo campeón. Al día de hoy, el Country cuenta con una de las piscinas más grandes de la región, canchas de fútbol para el primer equipo y para las Inferiores, canchas de césped sintético, canchas de tenis, los edificios relacionados al Colegio y espacios para la recreación.
FUENTE: https://www.estudiantesdelaplata.com